Habitacion de Mason Blackstone

23


Tenia mi mano sobre la de Mason, él aun no había despertado, así que podía tomarme la libertad de acariciarle el pelo rubio cada vez que quería hacerlo.
Los chicos lo habían instalado en una habitación mientras buscaban algún rastro de que hubiese sido mordido o algo, pero no tenia ninguna marca en su piel. Su rostro era inmutable hasta en esos momentos. Tan hermoso y sofisticado…
La puerta sonó tres veces y paso Emma.
—Hola—me saludo con una media sonrisa clavando la mirada en mi y en Mason
—Hola—le respondí soltándole rápidamente la mano, pero, aun después de soltarlo, la extraña mirada de Emma siguió conectada a él—¿Sucede algo?—pregunté con amabilidad
—Quería saber como se encontraba el chico—dijo apretando los labios—¿Despertó o dijo algo?
—No, recibió un buen golpe—reí, pero su sonrisa fue tan fugaz, tan… extraña, que sentí que había algo más, su mirada era inquisidora cuando miraba a Mason, como si no confiase en él—No lo mordieron si eso es lo que crees
Emma me miró y comprendió que la había descubierto así que negó rápidamente con la cabeza y me dedico una sonrisa
—Lo se, es que…
—¿Sabes algo que yo no?—le cuestione levantándome suavemente de la silla, cualquier cosa que tuviese que ver con Mason… sentía que también tenia que ver conmigo.
—Yo…
Breena entro en el mismo instante en el que Emma iba a decirme algo importante, y de soslayo vi como suspiraba de alivio
—Chicas nos llaman a reunión—dijo dirigiéndonos unas miradas rápidas a nosotras dos, y luego nos indico que salgamos
—¿Que hago con Mason?—le pregunté tragando saliva audiblemente, ahora no me apetecía dejarlo solo, no desde que Emma demostró no tenerle mucha confianza, si Em no confiaba en él, seguramente había mas personas en ese instituto que tampoco confiaban.
—No creo que se ponga a llorar en tu ausencia—respondió con una media sonrisa y nos indico que la siguiéramos—Vamos es urgente

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31

Sentí un ligero adormecimiento, no sabia si era por el alcohol modificado o por la noticia que cayó como balde de agua sobre todos y cada uno de nosotros.
Coloque a James en la cabina del pasajero con Mía, y me subí a la parte de atrás donde todos ya se habían acomodado en silencio, me senté junto a Emma y no pude evitar descansar mi cabeza sobre su hombro. Creí que me quitaría, solo los mundis hacen tales muestras de afecto en público con un amigo, pero ella apoyo la suya sobre la mía sin decir nada.
La mirada de Breena estaba perdida, y muy junto a ella estaba Mía en las mismas condiciones, Dacon se había recostado y miraba el cielo con los ojos entornados. Nadie hablo, en la cabina también reinaba el silencio.
En esos momentos intente imaginarme a mi familia, mi fria familia descargando todo el peso que tenían sobre mis hombros, dejando al mundo sobre mis “manos inútiles” según ellos ¿Qué derecho tenían? Me criaron para ser frívola y llena de ira, para cumplir su mandato ¿Qué habrán hecho cuando comprendieron que yo era todo menos frívola y colérica? Que me sorprendía por cada mundi y me encandilaban los subterráneos.
Sacudí la cabeza y presté atención al último tramo hasta llegar al instituto. Todos bajamos de la camioneta y Nathen se volteo hasta mí
—Mason está despierto—me dijo para luego cargar a James por su hombro.
Mi rostro se encendió y di un paso atrás. Mason despierto.
Corrí hasta su habitación y la abrí sin miramientos.
Él estaba sentado en la cama y me miraba con una sonrisa neutra y pacifica, tenia sus amados auriculares enredados en el pelo rubio.
—Mason—susurré sin aire. Me acerque un poco, pero no me pude controlar por mucho tiempo, así que terminé el tramo que nos separaba y lo abracé con fuerza.
—Tranquila—susurró acariciándome el pelo, se le habían caído los auriculares a causa de la brutalidad de mi abrazo.
—¿Te enteraste?—le pregunté sin soltarlo
—Si… bueno ya lo sabia—balbuceo, y terminó el abrazo que ya nos estaba ahogando. La familia de Mason era liberal y un tanto mundi, su hermana es una de mis mejores amigas, viene de ese tipo de familia que te deja hacer lo que quieras, tener lo que quieras y hacer las cosas como quieras, aun con todo ese liberalismo Mason y Roxanne Blackstone son de los mejores cazadores de su generación.
—Entonces tu marca…—comencé a preguntar pero el la señalo rápidamente, lo primero que aparecio ante mis ojos fue el arma que utilizo toda su vida
— ¿La ballesta?—
—Ojala—dijo con un dejo de nostalgia—La espada esta adentro del closet detrás de mi ballesta, Nathen la guardo allí.
Suspiré y me quede sentada en silencio mirándome los dedos.
—Asi que todo va a cambiar— murmure
—No, todo va a ser igual…pero más complicado.

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35

Seguimos hablando de cosas insípidas y recuerdos. Como cuando la gente sabe mi segundo nombre, Lyn, y comienza a darme sobrenombres un tanto crueles, como “Ponzoña”, “Venenosa” o el no tan cruel “Lago Lyn”.
—Me lo pusieron por crueldad—mascullé sintiendo el típico desapego que tenia hacia mis padre.
Mason suspiro en tono cansado y me miro con condescendencia.
—No fue por crueldad—me explico con impaciencia, hacia rato que veníamos con lo mismo—Los cazadores le debemos la vida al Lago Lyn, Pam. Fue parte de un historia mítica y lo sabes bien.
—Por el Ángel—exhalé y dirigí mi mirada a la puerta que se abría inaudiblemente dejando entrar a mi ronroneante gato Apolo, que no hizo mas que llegar y situarse entre Mason y yo, cortó el momento y cualquier otra cosa que hubiese querido decir. Tamborilee los dedos Y me levanté—Me voy—susurré y camine hasta la puerta. Pero me detuve en seco. Todavía tenia una pregunta, una pregunta que no solo rondaba por mi cabeza, sino por la de todos. Giré un poco y lo miré de reojo. Él me devolvió la mirada y sonrió.
—Fue una trampa—me dijo, como leyéndome la mente—Me hicieron creer que tenían a un compañero y que lo liberarían si iba solo. Utilizaron un extraño grado de hipnosis que me hacia no desear dejar el Hotel Dumort, y no me hicieron nada porque planeaban mi ejecución muy meticulosamente. En ningún momento me mordieron o obligaron a beber su sangre—concluyo acariciando a Apolo. Yo asentí.
—Chandy—dije llamando al gato con la mano
—Déjalo necesito compañía, dormí demasiado y no tengo sueño.
Asentí y cerré la puerta con una sonrisa de satisfacción infinita. ¡No podía adorarlo tanto!, y él sin percatarse de que lo hago…en cuestiones de amor, los cazadores solemos ser bastante cabezas duras.
Camine con una sonrisa boba por el pasillo y vislumbre a Emma y Mía hablando en un tono bastante extraño. El golpe fuerte y seco de sus puertas al cerrarse me devolvió a la realidad, no estaba en el mejor momento para fantasear con las ondas del pelo de Mason, o el hecho de que ahora en más iba a vivir conmigo en este instituto.
Debía enfrentar una realidad mucho más brusca, como la que se encontraba dos habitaciones antes de mi puerta, James estaba en su propia cama, herido y maltrecho, con muchos mas problemas y conflictos que un estupido segundo nombre con significado malo o bueno.
Me sentí un tanto mal por mi inútil egoísmo, quería ir a decirle algo, preguntarle como estaba o, al menos llevarle un baso de agua fresca, pero no podía entrometerme, eso le acarrearía problemas seguramente. Al día siguiente o cuando tuviese oportunidad trataría de conocerlo mejor, a él y a los demás.
Pase de largo la habitación de James y llegue a la mía arrastrando los pies. Cerré la puerta detrás de mí y me tire en la cama sacándome los zapatos con un simple movimiento de pies. Apagué la luz y me entregue a los brazos de Morfeo con la esperanza de poder descansar lo suficiente como para enfrentarme sobriamente a lo que fuera que nos tendríamos que afrontar de ahora en más

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