Cazadores de Sombras Argentina
Entra y conoce a otros fans de estas maravillosas sagas! Anímate! Y si no entiendes algo no dudes en preguntarle a las Administradoras!
Cazadores de Sombras Argentina
Entra y conoce a otros fans de estas maravillosas sagas! Anímate! Y si no entiendes algo no dudes en preguntarle a las Administradoras!
Cazadores de Sombras Argentina
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Cazadores de Sombras Argentina

¡Este es un foro para todos los mundanos, subterraneos y nephilims!
 
ÍndicePortalÚltimas imágenesBuscarRegistrarseConectarse

 

 Habitación de Breena

Ir abajo 
AutorMensaje
Isabelle Lightwood
Inquisidora
Inquisidora
Isabelle Lightwood


Mensajes : 93
Fecha de inscripción : 27/09/2011
Edad : 27
Localización : Cap. Federal

Hoja de personaje
Nombre de personaje: Breena Rhowsen
Parabatai: Mía Liam
Habilidad: El látigo

Habitación de Breena Empty
MensajeTema: Habitación de Breena   Habitación de Breena Icon_minitimeJue Dic 01, 2011 8:53 pm

33

Breena terminó de doblar la ropa que estaba desparramada por su cama y la metió en el armario. El cuarto estaba milagrosamente ordenado. En estos días solo había tenido tiempo para entrar, cambiarse e irse, así que eso ayudaba a mantenerlo limpio.
Se recostó sobre la cama, preparada para poner la música en su estéreo y olvidarse de todo por un momento, cuando alguien llama a la puerta.
Bufó y se negó a abrir. Seguramente era Dacon y la persona que menos quería ver en ese momento era a él.
La puerta volvió a sonar. Breena bufó otra vez, encendió el estéreo y elevó el volumen al máximo.
Sin embargo pudo oír otra vez el golpeteo sobre la puerta. Y al instante alguien la abrió y se adentró sin previo aviso en su habitación.
-¡¿Es que no puedo descansar en paz?!- Gritó la chica, levantándose de la cama. Pero se detuvo en seco al ver a Mía, quien la miraba desconcertada.
Breena apagó el estéreo.
-Lo siento, no sabía… pensaba que eras Dacon.
-Esta bien. De todos modos luego de lo que pasó creo que no me molestaría si me tratas a los gritos- Habló, un tanto desalucinada, Mía
-Mía no tengo porqué estar enojada con vos. Dacon se sintió atraído hacia ti y punto. Y no estoy enojada por eso con él, porque está en todo su derecho a gustar de alguien. Pero sentí celos, porque siempre fue mi mejor amigo, siempre éramos él y yo juntos, nunca había un tercero. Quizás mis amoríos de horas le molestaban, pero eran pasajeros, lo tuyo con Dacon parecía en serio. A parte… siempre sospeché que le gustaba, es decir, era demasiado obvio, y de la nada que empiece a despreocuparse tanto por mi y a fijarse en otra chica me molestó. Agregando que se lo hice notar y luego te besó. Pero se que quería pretender con eso, vengarse de mí porque mil veces tuvo que soportar verme enrollada con otros, menos con él. Y no lo niego, me sentía atraída, pero era mi amigo, ¿Qué tal si algo salía mal? No, Mía, por eso no quise meterme con Dacon. Lo amaba como amigo y si lo perdía por una estupidez juro que estaría molesta conmigo por el resto de mi vida.
Breena se sentó en el piso, descargando un gran suspiro. Al fin pudo sacarse todos los pensamiento que le rondaban en la cabeza y no era con cualquier persona que lo hacía, si no con Mía. Ella se arrodilló a su lado.
-Digas lo que digas, yo me siento mal por lo que hice. Sabía que Dacon te quería y que había algo más allá de la amistad entre ustedes, encima te lo dije en el Pandemónium y no me importó, fui igual por él. Y la verdad, a pesar de que no te conozco demasiado, hay algo que me llama demasiado la atención en ti y no querría cagarla por una confusión de sentimientos. Dacon es un gran chico, pero es tu chico, no el mío.
-El parece que quiere ser tú chico.
-No seas necia, Breena. ¿Piensas que no noté jamás como te miraba, como te hablaba? Incluso cuando dijo eso de tu familia en lo de Krew sentí que lo decía por temor a perderte. Si pensaste que fue por mí…
-Es que lo pensé- Dijo arrepentida.
-Entonces eres una idiota, sin ofender.
-Lo se, pero sabes como son los celos- Mía asintió, afirmando lo que Breena había dicho.
-Un sentimiento egoísta.
-Eso mismo dijo Dacon- Sonrió, se mordió el labio y miró a su compañera. –No quiero hablar más sobre él, distráeme. Cuéntame, ¿Por qué te llevas tan mal con James?
-Creo que me tendré que resignar a que las chicas hablemos solo de chicos…
-¡Ey! No siempre…
-La mayoría.
-Nunca hablé con otra chica que no fuera mi mamá, en Londres no había muchas cazadoras de mi edad y las subterráneas me odiaban.
-No me quiero imaginar por qué- Mía enarcó una ceja.
Breena carcajeó.
-Bien, no cambies de tema. Contesta mi pregunta- Mía bufó, se sentó en el suelo y luego se encogió de hombros.
-No lo se, de chicos éramos muy amigos. Los mejores, si se puede decir. Siempre jugábamos juntos y el era mi protector, por así decirlo y un día se trasladó aquí y nunca más volví a saber de él. Cambió mucho, ya no era el niño tierno que era antes y supongo que eso me molestó- La muchacha mintió, o por lo menos le contó la mitad de la historia verdadera.
-¿Por eso?
-Si.

Breena no insistió, se notaba que Mía no quería contarle ningún detalle extra. Pero, igualmente, se sentía demasiado cómoda hablando con ella y había algo en su mirada, en la forma en la que se dirigían la una a la otra que le dio la sensación de que la conocía de toda la vida.
-Mira, te quiero mostrar algo- Breena se paró y fue a buscar algo que estaba debajo de la cama. Una caja larga y dorada se presentó ante los ojos de Mía. La dueña del objeto destapó la caja y dejó ver una espada totalmente deslumbrante, el puño parecía una llama ondulada, decorada con diamantes del color del fuego.
-¿Es lo que estoy pensando?- Susurró atónita Mía.
-Una de las espadas del ángel, si. Mi huella.
-Dios, Breena, es hermosa. ¿Alguna vez la usaste?
-No, estoy reservando su poder- Cerró la caja y volvió a guardarla debajo de la cama. –Según el mago Krew tienen que descansar para poder canalizar bien su fuerza. A parte jamás se presentó la ocasión de usarla, y andar por ahí con una espada así no es mi estilo, yo adoro mi tercer brazo.
-Yo no podría vivir sin mi arco. No se lo que voy a sentir el día que tenga que luchar sin él- Breena sonrió de soslayo. –Tengo sueño, será mejor que esté despierta para mañana, quien sabe lo que nos espera.
-Olvídate que podamos tener otro día libre.
-A partir de hoy los voy a comenzar a extrañar- Y al decir eso Mía fue hacia la puerta. –Fue lindo hablar contigo, Bree. Que descanses.
-Digo lo mismo, que duermas bien, Mía.
Y en el instante que la muchacha se fue, sonó su celular, con noticias desde Londres.
-¿Hola?
-¿Breena? ¿Breena eres tú?- Era Máxima, su nana.
-¡Nana, no sabes cuanto te extraño!
-Yo también te extraño, bonita- Escuchó como se le quebraba la voz.
-Nana, ¿Qué sucede? ¿Está todo bien?
-Mi niña…- Máxima se quebró en un llanto casi interminable.
-¿Nana? ¿Qué pasa?
Breena comenzó a imaginarse millones de cosas, un robo, un accidente, peleas, demasiadas cosas mundis. Pero lo que menos se imaginó era que, después de pasar días sin pensar en eso, su mente volviera a estar centrada, solamente, en aquello.
-No sobrevivieron, Breena- Ninguna de las dos habló. -Tus padres murieron.
Quería gritar, llorar y maldecir, pero lo único que logró fue que se le quebrara la voz. Colgó la llamada.
Apoyó la espalda contra el armario, sin poder largar ni una lágrima. No caía. Sus padres no podían estar muertos, todavía quedaban esperanzas de que vivieran, de que salieran de su estado vegetativo, ¿verdad? Si, había esperanzas, la fuerza de ella, la fe en ellos dos. Cada vez que los visitaba sentía que la escuchaban, hasta podía detectar un alivio dentro suyo que confirmaba que se iban a recuperar. ¿Pero ahora? Ahora estaban muertos.
-Y ni siquiera estuve ahí para despedirlos. Me fui, pensando en el dolor que me producía verlos así, sin pensar en que mi presencia los ayudaba a sobrevivir- Susurró.
La puerta se abrió y Dacon corrió hacia ella, envolviéndola en un abrazo que los dos deseaban que jamás se terminara.
-Te prometo que todo va a ir bien. Nunca voy a dejarte sola- Breena vió el celular de su amigo, sujetado con fuerza entre una de sus manos. Cerró los ojos y lloró.

El relato sigue en la habitación de James
Volver arriba Ir abajo
 
Habitación de Breena
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-
» Habitación de Mía
» Habitacion de Pam
» Habitación de Natasha
» Habitación de James
» Habitación de Dacon

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
Cazadores de Sombras Argentina :: Instituto :: Habitaciones-
Cambiar a: